miércoles, 26 de agosto de 2015

de fea a linda

quiero compartir este relato que me gusto
Me acuerdo de mis épocas adolescentes de ser fea. Uff!! ¡Qué mal que lo llevaba! Porqué además de Fea, estaba enojada, resentida, caracúlica y envidiosa. O sea todas esas cosas que te hacen ver 1000 veces más horripilante. Buscaba los defectos en las demás chicas y los decía en voz alta (Como si eso fuera a realzar mi superioridad). Es decir, que además, se me notaba… Físicamente era flaquita, peluda, con uni-ceja y narigona.
Además era A-C-O-M-P-L-E-J-A-D-A. O sea, ascensor al que subía me miraba la nariz de perfil y tenía pensamientos dramáticos como “Mi nariz me arruinó la Vida” –literal-. Me tapaba la cara con el pelo. Me obsesionaba con que no me vieran de perfil, situaciones como estar en el cine, en el auto y en clase me estresaban porque mi nariz vista de costado era el fantasma que me acechaba y en mi imaginación, allí estaría puesto el foco de las personas.
Los cambios empezaron cuando me empecé a dar cuenta de que SER LINDA, era algo que se llevaba puesto, una forma de moverse, una identidad pública, una declaración, una forma de sentirse, hablar, pensar. Requería de cierta armonía estética, pero más que nada era una actitud, una Forma de Ser. La primer ficha me cayó en un verano con amigas cuando conocí a la prima de una amiga. Carla. Era una chica muy sensual, muy segura de sí misma, que tenía una nariz ganchuda. “Más fea que la mía” fue lo que primero que pensé cuando la conocí y la miré asombrada en su ser tan estético. Ella se movía como un gato, tenía una voz interesante y bailaba de una forma sensual, a la vez que sutil. Durante esas vacaciones la estuve observando y me di cuenta de que ella se sentía linda, no andaba demasiado preocupada por su nariz y muchos hombres la veían súper atractiva. Luego de conocerla a ella, lo vi en muchas mujeres lindas, que no eran perfectas, simplemente su belleza era algo natural que tenía que ver con la seguridad que tenían en sí mismas.
Al volver de ese viaje, terminé de una con mi complejo, me corrí el pelo de la cara y empecé a hacerme una cola tirante hacia atrás para lucir todo mi rostro. Lo que había cambiado era mi ACTITUD.
En esas épocas también hice otros cambios radicales que necesité yo para conectarme con mi nueva identidad; me compré unos lentes verdes de contacto, empecé el gimnasio, cambié mi forma de comer, me depilé las cejas, empecé a vestirme más llamativa, me empecé a maquillar, me hacía la planchita. Mi percepción sobre mí misma cambió, la percepción de los hombres cambió, mi seguridad en mí misma se transformó por completo. Ahora que ya era linda, me veían así y me sentía así, tiré los ojos verdes, dejé de usar la planchita que me quemaba el pelo… con el tiempo dejé de vestirme muy llamativa y cambié de estilo. Pero siempre mantuve la buena alimentación y la actividad física.
Paralelamente empecé a trabajar en mi personalidad. La forma de ser, es en mi opinión algo fundamental de la belleza, Tanto los hombres como las mujeres lo tenemos en cuenta al evaluar la posibilidad de una relación. Porque una mujer que es hermosa físicamente, pero al hablar es completamente insoportable, es percibida por los hombres como mucho menos atractiva. A lo sumo la tienen para un touch and go. Así que de allí en adelante me dediqué a aprender a soltar el enojo, la envidia, el mal humor, a visualizar mis sueños, a cambiar mis pensamientos por otros más positivos, a sonreír más, a agradecer más, a reírme. Todos estos cambios, que me llevaron tiempo, constancia y creatividad me ayudaron a ser una persona más alegre. Yo pienso que la alegría es parte fundamental de la belleza y del amor sano. A las personas sanas y alegres, nos gustan las personas que son como nosotros y nos potencian la felicidad. Sigamos trabajando en nosotras que podemos transformarnos.
Anita S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Amores

 Eres en pocas palabras la mejor de todos...  🎶  simplemente gracias por todo lo q me das es inexplicable lo q me brindas toda la vida voy ...